viernes, 25 de abril de 2014

El niño que quería ser Enanito Torero de Torreón


Xavier Q Farfán.

SEGUNDA PARTE

   Leonorita Peñapobre pensó que al pasar los dias Júpiter olvidaría sus pretensiones profesionales. Pero no; el niño siguió diciendo que de grande quería ser enanito torero. Y formalizó su deseo un sábado, cuando la familia completa estaba en la mesa, comiendo. 
- Cuando sea grande voy a ser enano torero de Torreón- lo dijo con un aire entre serio y distraido, como no queriendo, sin dejar de ver el espagueti en su plato. Todos los hombres de la casa soltaron la carcajada.
- ¡A qué Jupi, tan ocurrente!- gritó Fili el grande. -¿Y dónde vas estudiar para eso, mijo? ¿en la Universidad?
  Tuvo que intervenir Leonorita ante el aluvión de burlas que se le vino a Júpiter Mancha.
- ¡Basta muchachos! Dejen en paz al niño, que de por sí no come, y ustedes nomás diciéndole cosas-.
 Después del incidente, la mamá creyó pertinente dar por terminado, de una vez por todas, el tema del enano torero, y le preguntó a su hijo:
- A ver Jupi, ¿ Por qué de grande quieres ser enano torero?, ¿Pues de dónde agarraste esa idea, de la tele?
- Es que los enanos toreros son muy valientes y las personas los quieren mucho y les aplauden mucho y ganan mucho dinero- respondió motivado por el repentino interés de Leonorita, su mama. La respuesta de Júpiter, tan emocionada, la convenció de dejar que el tiempo se encargará del asunto, por que al final de cuentas, ¿quién era ella para destrozar los sueños de su hijo, por excéntricos que fueran? Tema superado.
   Sin embargo, Leonorita Peñapobre era previsora: a pesar de su tolerancia con su hijo y su afán de ser enano torero, elaboró una lista de argumentos, y contra-argumentos, por si el niño insistía y la cosa se ponía alarmante. Todos los días ensayaba lo que habría de decirle a Jupi, llegado el momento:
   "Mira mijo, cuando seas grande de plano no puedes ser enano torero, pues si estás grande ¿cómo puedes ser enano? Es imposible, yo misma nunca he visto un enano grande. Entiende, no se puede. Además a los enanitos sólo los buscan para divertirse y burlarse. Claro que nosotros no, porque somos una familia de bien y educada. ¿Te queda claro Jupi?  Y para ser torero -continuaba la tesis de la señora Mancha- se necesita ser débil mental, mira que hacer enojar a un toro de media tonelada durante un rato y al final matarlo, así nomás. Tampoco creo que sean muy valientes los toreros: cómo es eso de ponerse un paquetillo en la entrepierna, sólo para suplantar a los testículos que se fueron a la garganta, asustadísimos. No mi rey, tú no eres débil mental, pero valiente sí. Luego entonces, no puedes ser torero. Finalmente jovencito Mancha Peñapobre -terminaba el sesudo razonamiento de Leonorita- en esta casa seremos pobres, y hasta feos su usted quiere, pero no somos de Torreón. ¿Le queda claro? Entonces hágame el favor de ya no estar molestando con esa idea tan descabellada".
   Cuando les hablaba de usted a sus hijos o al esposo, era porque Leonorita ya estaba bien encabronada.

continúa

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