Xavier Q Farfán
Con la novedá, que el Peje no se va a La chingada
¡Que por favor alguien me diga a quién felicito! Estoy tan contento que no me importaría gastar mi quincena en pagar una publicación en algún diario nacional para hacerlo. Quien haya sido, o quienes hayan sido, por Dios, de veras que se merecen eso y más. Hacía mucho tiempo que no recibía una noticia tan buena; creo que desde que me dijeron que no era adoptado. Lo supe desde ayer por la mañana cuando me llegó un post de La Jornada, y luego otros del El Universal y de CNN. Apenas los leí y me invadió una dicha indescriptible, y contagiosa, parece, porque en cuanto se los conté a los amigos, también se pusieron muy alegres; tan alegres que no dudaron nadita en cooperar para el manifiesto del periódico. Y como diría aquel comentarista formidable del futbol, Angel Fernández: ¡Me pongo de pie!
Entenderás, paciente lector, que no te haya compartido la buena nueva de inmediato como se debe hacer en estos casos, pero el festejo empezó ayer mismo y una cosa llevó a la otra, y a la otra, hasta este momento cuando, ya más sereno, me dispongo a darte el parte de novedades. Sucede que los caballeros consejeros del INE (antes IFE, o sea la mona con vestido nuevo) aprobaron el registro de tres nuevos partidos. ¿Puedes creerlo? Si con siete era una felicidad enorme, con diez me voy a hacer multiorgásmico, ni duda cabe. ¡Que bárbaros! De veras que a estos señores los deberíamos inmortalizar con una estatua grupal.
Entenderás, paciente lector, que no te haya compartido la buena nueva de inmediato como se debe hacer en estos casos, pero el festejo empezó ayer mismo y una cosa llevó a la otra, y a la otra, hasta este momento cuando, ya más sereno, me dispongo a darte el parte de novedades. Sucede que los caballeros consejeros del INE (antes IFE, o sea la mona con vestido nuevo) aprobaron el registro de tres nuevos partidos. ¿Puedes creerlo? Si con siete era una felicidad enorme, con diez me voy a hacer multiorgásmico, ni duda cabe. ¡Que bárbaros! De veras que a estos señores los deberíamos inmortalizar con una estatua grupal.
De esta generosa decisión, lo que más me agrada es la posibilidad de que Andrés Manuel y su arrolladora banda Morena se apunten para la competencia presidencial de 2018, que por lo que se ve, será muy divertida con tantos candigatos, perdón, candidatos. Y por añadidura, el registro de Morena como partido y su eventual tercera nominación, exime al Peje de su promesa, aquella de irse a La Chingada, ese rancho tan bonito que heredó de sus abuelos en Chiapas, en caso de no ganar la Presidencia en 2012. No, el Pejito ahora ya no está obligado a irse tan lejos. Es más, como dicen los chavos: te queremos mil wee, TQM, ATM, XOXXOXOO. la tercera es la vencida, y si no, no hay quinto malo, etc. De antemano, todos sabemos que Andrés Manuel no va a ganar, pero no hay que decírselo todavía.
Luego de la tremenda noticia, espero que hayas salido de tu pasmo feliz, amigo lector, pues también te quiero contar que hay algunos ingratos que están hechos una furia con los tres nuevos partidos; dicen que es el colmo de la desvergüenza, que cómo es posible que el INE nos endilgue otra generación de vividores, que el horno no está para bollos, que con los partidos que había era suficiente para sangrar las arcas públicas, que los nuevos partidos terminaran, al igual que sus hermanos mayores el PT y el PVEM, como negocios familiares que venden sus franquicias estatales por millones al mejor postor, como si fueran Wallmart o las Farmacias Guadalajara.
Sus razones han de tener para estar tan enojados, pero sospecho que se equivocaron de país, pues el nuestro, con el espléndido baño perenne de dos océanos y el subsuelo atascado de petroleo y metales preciosos, no puede ponerse mezquino para patrocinar a los tres nuevos partidos. Gracias a Dios hay para eso y para mucho más, adió. Además nuestros líderes ya dejaron bien claro que México va muy bien: que se están abatiendo la pobreza y el desempleo, que todo mundo quiere invertir aquí, que ya gozamos de una buena seguridad pública, que los servicios básicos tienen cobertura universal, que la cuestión médica y de salud está resuelta, que el saldo de Telcel o Movistar ya no se esfumará de nuestros celulares, como por arte de magia y que finalmente, en la cima de la felicidad, esa sensación de que nos están viendo la cara de idiotas cada vez que cargamos gasolina, la vamos a cambiar por el deseo repentino de cantarles el Himno Nacional a las rendichicas (1).
Así que entregar 36 millones de pesos a cada unos de los nuevos partidos para sus chicles de los meses que quedan del año, es pecata minuta. Es como quitarle un pelo al gato. Y además tener 10 partidos políticos es una privilegio que sólo los mejores nos podemos dar porque, si recordamos, los países más jodidones del mundo sólo tienen dos, acaso tres. Namasté.
PD. Yo se que tú lo notaste, paciente lector mío, pero habrá quien no entienda de sarcasmos. Sorry.
(1) Las rendichicas son las amables y hermosas despachadoras de gasolina, según esto muy honestas, que atienden algunas estaciones en Chihuahua.
Luego de la tremenda noticia, espero que hayas salido de tu pasmo feliz, amigo lector, pues también te quiero contar que hay algunos ingratos que están hechos una furia con los tres nuevos partidos; dicen que es el colmo de la desvergüenza, que cómo es posible que el INE nos endilgue otra generación de vividores, que el horno no está para bollos, que con los partidos que había era suficiente para sangrar las arcas públicas, que los nuevos partidos terminaran, al igual que sus hermanos mayores el PT y el PVEM, como negocios familiares que venden sus franquicias estatales por millones al mejor postor, como si fueran Wallmart o las Farmacias Guadalajara.
Sus razones han de tener para estar tan enojados, pero sospecho que se equivocaron de país, pues el nuestro, con el espléndido baño perenne de dos océanos y el subsuelo atascado de petroleo y metales preciosos, no puede ponerse mezquino para patrocinar a los tres nuevos partidos. Gracias a Dios hay para eso y para mucho más, adió. Además nuestros líderes ya dejaron bien claro que México va muy bien: que se están abatiendo la pobreza y el desempleo, que todo mundo quiere invertir aquí, que ya gozamos de una buena seguridad pública, que los servicios básicos tienen cobertura universal, que la cuestión médica y de salud está resuelta, que el saldo de Telcel o Movistar ya no se esfumará de nuestros celulares, como por arte de magia y que finalmente, en la cima de la felicidad, esa sensación de que nos están viendo la cara de idiotas cada vez que cargamos gasolina, la vamos a cambiar por el deseo repentino de cantarles el Himno Nacional a las rendichicas (1).
Así que entregar 36 millones de pesos a cada unos de los nuevos partidos para sus chicles de los meses que quedan del año, es pecata minuta. Es como quitarle un pelo al gato. Y además tener 10 partidos políticos es una privilegio que sólo los mejores nos podemos dar porque, si recordamos, los países más jodidones del mundo sólo tienen dos, acaso tres. Namasté.
PD. Yo se que tú lo notaste, paciente lector mío, pero habrá quien no entienda de sarcasmos. Sorry.
(1) Las rendichicas son las amables y hermosas despachadoras de gasolina, según esto muy honestas, que atienden algunas estaciones en Chihuahua.
MORENA, el Humanista y Encuentro Social.
Los nuevos partidos en México. Saldrán tan caros como
tener un hijo tonto en el ITESM o en la Anahuac. Al tiempo.
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