domingo, 29 de junio de 2014

Holanda ganó, México no perdió. A otra cosa mariposa

Xavier Q Farfán


Las Cláusulas de Dios en caso de no ganar


   No se compara con nada en la vida, es como un gusto que inicia en la boca, en la garganta, en el estómago y luego se pasa a la piel: la electrifica, la eriza. Adrenalina pura. No, definitivamente no hay nada como la victoria. Y hablo de cualquier victoria, en cualquier aspecto: la graduación de un hijo, la promoción en el trabajo, en la partida de ajedrez. en el futbol. Ser el mejor está en el diseño primario del hombre, y aunque pareciera un afán personal, y a veces colectivo, la carga instintiva y de adaptación siempre está ahí, en pos de una especie en evolución constante, cada vez más apta. No hay duda, Dios nos hizo para ganar, todo nos dio para ganar, pero con algunas limitantes.
   En efecto, en el Manual de Uso del Género Humano, en el apartado dedicado al deseo y capacidad de triunfo, Diosito incluyó un par de cláusulas -en letras pequeñas por supuesto, para recordarnos que tiene un sentido del humor maravilloso- que dicen, palabras más palabras menos:
Cláusula 1. Todas las victorias de los hombres serán planeadas y decididas exclusivamente por el Fabricante; no habrá éxito alguno que no sea producto de Su Voluntad.
Cláusula 2. En virtud de que los hombres son tantos, de manera que es imposible que todos ganen al mismo tiempo, el Fabricante incluye en este modelo la capacidad de admitir los triunfos de otros, sin que esto signifique necesariamente una derrota. Así o más claro.

   Luego entonces no hay razón para ponerse dramáticos porque Holanda le ganó a México en la Copa Mundial de Futbol en Brasil. No pasa nada; la rotación y la traslación de nuestro planeta seguirán sus cursos habituales, y nosotros mañana lunes habremos de continuar nuestras vidas normales, eso sí, sin la esperanza de ver campeona a nuestra selección. Sin embargo durante dos semanas tuvimos en nuestras bocas el sabor incomparable de la victoria. Yo personalmente lo disfruté mucho y lo hubiese disfrutado mucho más con un trofeo, pero no sucedió. Ni hablar.
   No soy especialista del ramo -y serlo me daría mucha flojera, y además mi capacidad de decir pendejadas, gracias a Dios, es limitada- pero yo vi jugar mejor a los mexicanos: estaban "conectados", como quería el entrenador que estuvieran, pero no se por qué y en qué momento se "desconectaron" y los nórdicos lo capitalizaron muy bien para despedirnos de la competencia. Me queda claro que, además de jugar muy bien, hay otras variables que deciden al ganador. Hoy sucedió algo así y no debemos culpar a nadie, ni a los holandeses siquiera. Son cosas del futbol. Eran 11 tipos provistos de un par de piernas formidables y un cerebro genial frente a 11 tipos provistos de un par de piernas formidables y un cerebro genial. En resumen no perdimos, simplemente esta vez no ganamos.
   Y lo que son las cosas. Las televisoras, que estaban con tremendas uñas si México seguía avanzando, tampoco perdieron: simplemente dejarán de recibir las carretadas de billetes que los anunciantes les pensaban pagar por la descomunal audiencia durante los juegos, si la Selección hubiera continuado. Qué pena. Pero tenemos el día de hoy, sólo hoy, para sacar toda nuestra frustración por el sueño interrumpido: le podemos gritar a Robben que cómo es cabrón, que para qué se tiro el maldito clavado; le podemos reclamar al árbitro su ceguera selectiva; podemos maldecir contra KLM porque su mensaje de "Adiós amigos" nos pareció ofensivo. En fin, hoy estamos hipersensibles por que no ganamos, pero mañana a otra cosa mariposa. Y esta vez no estamos horrorizados, estamos Herrerizados. Namasté.

La broma de KLM a algunos les cayó de peso. Mientras seamos nosotros

los que nos burlemos todo está bien, pero cuidado que los demás lo hagan.
Nos ponemos como nenas.


Dedicado para el Piojo. Gracias Miguel, por el equipo y por el show.



jueves, 26 de junio de 2014

Señor, ¿me podría prestar su flauta un ratito?

Xavier Q Farfán

El Flautista de Hamelín, leyenda extraordinaria

   Los hermanos Grimm, Jacob y Wihelm, portentosos cuentistas alemanes de las primeras décadas del Siglo XIX, hicieron una adaptación de una leyenda de su país que data de 1284, sucedida en Hamelín (Hameln) cerca del río Weser. Todos conocemos esta historia porque se hizo inseparable de la infancia de muchas generaciones, occidentales sobre todo: El Flautista de Hamelín. No conozco un niño al que no se pueda domesticar cada noche con este cuento, o cualquier otro, de los Grimm. Habrá casos en que esto no resulte y el cloroformo sea una idea extrema, pero efectiva.
   Recordé esta fábula germana, lectora amable, porque precisamente este día, 26 de junio, se celebra el aniversario de la venganza del flautista excéntrico, pero vamos por partes.
   La historia señala que alguna vez en el pueblito de Hamelín, sus vecinos estaban muy alarmados por una plaga enorme de ratas, que cada vez crecía más y no sabían cómo acabarla. Un buen día pasó por el pueblo un personaje extraño, con vestimenta muy colorida y prometió a los asustados habitantes acabar con los roedores a cambio de una buena paga. Aceptaron el trato así, verbal y sin intercambio de documentos y firmas y el forastero procedió a cumplir su parte. Saco de entre sus ropas una flauta y empezó a tocar con ella una melodía y para el azoro general, las ratas empezaron a salir de sus escondites y como hipnotizadas siguieron al flautista hasta un río cercano, el Weser y ahí se ahogaron todas.
   Terminada la misión, el flautista regresó al pueblo a cobrar lo convenido por acabar con la infestación y los aldeanos, que vieron su problema arreglado y al fin humanos, se negaron a pagar. El encantador de ratas se marchó del pueblo muy enojado y aparentemente todo volvió a la normalidad en Hamelín; muy pronto todos olvidaron este episodio desagradable de las ratas pero el flautista, al parecer no, pues regresó un 26 de junio, y cuando los adultos estaban en Misa, sacó su flauta mágica y se puso a tocar otra melodía, con la atrajo ahora a 130 niños y desapareció con ellos para siempre jamás.
   Qué tal con la fábula, y qué tal con el flautista que se cobró "a la china" lo que los ingratos hamelinenses no le quisieron pagar. Y ahora sí, con esta historia voy a dormir como niño, como si no debiera nada a nadie. Pero antes me gustaría saber dónde vive el flautista para ir a pedirle prestada su flauta nomás un ratito, porque de repente me dieron ganas tocarla afuera de los congresos locales y de los palacios de gobierno para ver quién sale. Conste que no estoy insinuando nada; es sólo curiosidad, pues ni siquiera se por dónde está el Río Weser. Namasté.

El Flautista de Hamelín. Un día como hoy regresó por su revancha.

Con Slim sólo me falta dormir

Xavier Q Farfán

La vida no es vida sin Carlos, el millonario

   Carlos Slim Helú es el hombre más rico de México y el segundo del mundo, si los momios de Forbes no se han movido hasta ayer. Y literalmente lo veo hasta en la sopa, que el día de hoy tocó de fideos, muy sabrosa por cierto, aguadita con harto cilantro. Así es, amigo mío, el millonario de origen libanés está presente, aunque él no quiera y yo tampoco, en casi todo lo que hago durante el día. Es como, si se me permite una comparación tonta, el ojo del Gran Hermano.
   Y conste que no es una queja, no, pues la final de cuentas a mi no me interesa mucho saber quién es el dueño de la empresa que fabricó mi cepillo de dientes, por ejemplo, mientras que mi cepillo de dientes no me lastime las encias. Sin embargo resulta un poco perturbador imaginar que un solo tipo esté detrás de muchos de los servicios que utilizo o de las cosas que compro. Y haciendo cuentas, pues creo que nomás me falta dormir con Carlos.
  Más allá de las versiones de cómo fue que construyó su imperio económico, la presencia de Slim en cualquier actividad cotidiana es evidente, y a veces indispensable. El dice que la disciplina personal y la diversificación de sus negocios han sido los motores que llevaron su barca al nivel de riqueza inconmensurable, casi obsceno, que ahora detenta. Y claro que no faltan los malpensados de siempre que afirman que sólo es el administrador de los bienes malhabidos de políticos transas. Sabrá Dios.
  Y mientras son peras o son manzanas, el ingeniero sigue haciendo negocios exitosos al rededor del mundo: compra empresas quebradas o ineficientes y las hace rentables, tiene su ojo puesto en la TV abierta mexicana y hasta equipos de futbol profesional lucen en su lista de propiedades, que es muy larga. Tan larga que algunos le han sugerido "donar" parte de su fortuna para la asistencia social, y le ponen como ejemplos a Bill Gates y Warren Buffet, multimillonarios gringos que ya han regalado la mitad de su plata para obras de beneficiencia pública. Y Slim afirma que cree más en las inversiones que generan más y mejores empleos, que andar por ahí repartiendo dinero a los pobres.
   Pero volviendo a la parte en que el dueño de Telmex está como una sombra en mi vida diaria, si me permites adinerado lector, te voy a compartir algunos momentos de esta comunión no solicitada con el magnate a quien puntualmente aporto, cosas del mercado, algunas monedas que apenas cabrán en su monedero astronómico.

+  En cuanto me levanto y me meto a la regadera, inicia este acuerdo comercial entre Carlos y yo, pues él proveyó la tubería de cobre y las instalaciones eléctricas de mi casa, a través de Condumex.
+   Luego, al encender un cochino cigarro, fabricado por Cigatam, con la primera taza de café del día.
+ Si no hay coche en la casa salgo en bicicleta, para atender algún pendiente. Es una Bimex, naturalmente.
+ Si alguien me invita a desayunar, o invito yo, y vamos a Sanborns, estoy aportando un porcentaje, minúsculo, a su fortuna, que dólares más dólares menos, es de 73 mil millones.
+ Si hago o recibo una llamada por el móvil o por el teléfono de casa, o mandó un mensaje o un mail, si reviso mi cuenta de FB o Twitter. Telmex o Telcel están siempre detrás.
+ Si escucho música de un CD, DVD o Bluray de Mix up.
+ Si viajo a través de carreteras de cuota con el sistema IAVE
+ Checar algún saldo o hacer depósitos o transferencias en Inbursa, también le generan ganancias al libanés.
+ Si con el anzuelo de los 18 sin intereses y 20% adicional de Sears, me embarco con algún electrónico.

   En fin, es el cuento de nunca acabar con esta vida compartida entre Slim Helú, que, dicho sea de paso, genera 270 mil empleos directos y medio millón indirectos en México, y yo, su socio minoritario mortal. Termino esto informando que también, mi socio y yo, tenemos inversiones en los ramos hotelero (Calinda), hospitalario (Vivo Hospitales), de gas natural (Sinca Inbursa), del cemento (Elementia), deportivos (Clubes León y Pachuca) etc.
 
Museo Soumaya, la vena cultural de Carlos Slim Helú


Cuenta con más de 60 mil obras de arte, entre las que
destaca la colección más importante, fuera de Francia,

de Auguste Rodin.
   

miércoles, 25 de junio de 2014

A la viudas ricas hay que buscarles novios

Xavier Q Farfán


Yoko Ono y las matonas de Carolina
Yoko era, digamos, de una belleza exótica.


   El día de ayer, si lo recuerdas amigo lector, platicamos en poco del esfuerzo de Naciones Unidas por amparar a las viudas pobres, y llegamos a la conclusión de que este amparo verbal, y diplomático, no era suficiente. Para una mujer que no sabe qué diablos van a cenar sus hijos esta noche, no es muy útil que el organismo les haya dedicado un día al año. Podríamos preguntar a cualquiera de ellas su opinión a este respecto y su respuesta, si le queda un poco de sentido del humor, podría ser la siguiente:
-Pues aquí mijo, igual de jodidos que siempre, pero muy contenta porque la ONU  me mandó felicitar en la tele, por el Día Internacional de las Viudas; hasta lloré de la emoción, mijo. Cómo no estuvo aquí mi viejo, que Diosito tenga en su Santa Gloria, porque también se hubiera emocionado mucho-.
-Seño, pero si su marido estuviera aquí, vivo, entonces no sería viuda y, pues la felictación de la ONU no sería para usted-.
-Ay muchacho malora, ya me reborujaste toda, mejor lárgate de mi casa-.
   
   El otro lado de la moneda son las viudas ricas, que a pesar del dolor que seguramente les produjo perder a sus cónyuges, la vida no les pondrá las mismas dificultades. Todo lo que se pueda remediar con dinero se remediará, sin duda. Y para lo demás, pues ahí sí quién sabe. Yo personalmente pienso que la viuda o el viudo que no puedan lidiar con el hecho de estar solos, después de un tiempo razonable y cuando la confusión emocional por la pérdida haya pasado, bien podrían buscar una nueva pareja para terminar juntos un proyecto de vida compartido. Todo esto suena muy lindo, pero como dicen en mi barrio, cada cabeza es un mundo y cada quien enfrenta de forma muy particular sus angustias y sobresaltos. Y para variar, como que ya me perdí.
   Vamos a recordar enseguida a algunas de las viudas más notables que anduvieron, o andan, por ahí. Y la primera que se me viene a la cabeza es Yoko, aquella japonesita sumisa -y medio feíta, hay que decirlo- que enamoró ciegamente a uno de los mayores músicos que la humanidad haya conocido; John Winston Lennon. Esta relación, digna del mejor sofá psicoanalítico, terminó abruptamente en 1980, cuando un tal Chapman asesinó a Lennon en la puerta de su casa de Nueva York. Y su viuda, acusada desde antes de haber quebrado aquella memorable fraternidad llamada Los Beatles, se quedó forradísima de dólares. A la Yoko, hasta donde yo me quedé, no se le conocen galanes, a lo mejor por miedo, puesto que una infidelidad post-mortem no se la admiten las Lennon fans.  Como dato adicional, John adoptó el apellido de su esposa y murió siendo John Winston Ono Lennon y este gesto bien pudo ser producto de una ceremonia, de esas que fascinaban a la pareja, en las que podía faltar el sacerdote, pero la mota y los chochos, jamás.
   Otra dama que terminó viuda también por balas asesinas, fue Jacqueline Bouvier, a quien Lee Harvey Oswald le mató al marido en 1963 en Dallas. El difunto se llamaba John Fitzgerald Kennedy y era Presidente de Estados Unidos. Jacqueline o Jacky, como la llamaban, con mucha entereza enfrentó primero la muerte de su esposo, y después su viudez de 5 años. Al final un griego armador de buques riquísimo, Aristoteles Onassis, la enamoró y terminaron en el altar en 1968. Y el matrimonio devino en tempestad, como estaba previsto, pues el galán buscaba prestigio social, abundante en Jacky, y ella buscaba la seguridad que brindan los billetes, abundantes en el galán. Se estaban divorciando cuando la muerte sorprendió al griego en 1975, que antes de la Kennedy había comprado, perdón, conquistado a Maria Callas, soprano helénica que en los 50 era tenida por Diosa.
 
Jackie con su marido, minutos antes
de que lo asesinaran en Dallas.
   Y para completar esta trilogía excepcionalmente soporífera, permítaseme recordar a las Viudas Negras, aquellas que por su amor al dinero repartieron a diestra y siniestra infusiones letales de cicuta y dragontea a sus maridos, para luego regocijarse con opíparos seguros. O lo que es lo mismo, los mataron para quedarse con su lana.
   El caso más emblemático de esta categoría es el de Brynhilde Paulsetter (también conocida como Belle Gunnes), noruega avecindada en E.U., que solita se echó, allá en la primera década los 1900, a un par de maridos legales y a una docena de amantes convocados por medio de anuncios en el periódico, todos amparados con generosas pólizas.
  Por su parte Blanche Taylor Moore se despachó, confirmados, a dos maridos ricos, y a otros tantos sin confirmar. Ella está presa en Carolina del Norte desde 1989 en espera de fecha para su ejecución.
    Finalmente Velma Barfield, ejecutada en 1984 en Carolina del Sur, dio muerte a dos esposos, a un novio, a su madre y a dos ancianos que cuidaba, todo por el maldito dinero de las herencias. C´est la vie.

   Por tu paciencia enorme, querido lector, te regalo esta rolita de Lennon, que hizo en honor a su esposa oriental.


John Lennon - Woman

martes, 24 de junio de 2014

Y los viudos, ¿para cuándo?

Xavier Q Farfán

23 de Junio, Día Internacional de la Viudas

   De veras que la capacidad nuestra, como humanos, de hacer y decir cosas extrañas no tiene límite. Y si tuviera, felizmente sería autoimpuesto porque hasta dónde yo se, no hay un censor oficial que regule el nivel de las cosas extrañas, es decir, estúpidas, que decimos o hacemos. Me resultaría muy cómico recibir una reprimenda de un fulano, por ejemplo, por lo que escribo en este dizque folleto.
-"Le avisamos Mr. Q Farfán que nuevamente ha excedido el nivel permitido de estupidez en sus apuntes, por lo que le sugerimos retornar a los parámetros autorizados. Gracias".
   Espero nunca recibir una advertencia así, y también espero que nadie más la reciba, menos la ONU. Sin embargo, para ser justo, debo mencionar que tanto yo como la ONU nos hemos ganado, a pulso, más de una.  Y no te creas, amigazo lector, que estoy usando al organismo internacional para sentir menos culpa. No, para nada, porque sucede que ellos se pintan solos para hacer o decir cosas extrañas.
   Desde 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó al 23 de junio como el Día Internacional de las Viudas, en respuesta a la situación lamentable en la que viven la mayoría de ellas alrededor del mundo. Es una iniciativa, como todas las de la ONU, basada sólamente en la buena voluntad: dicen ellos que las mujeres -las pobres, naturalmente- que han perdido al esposo, bajo cualquier circunstancia, son víctimas del abandono oficial y social, y este abandono se traduce en aislamiento, pobreza, enfermedad y discriminación. Luego de su increíble descubrimiento suponen que asignarle una fiesta anual, atenuará la gravedad del asunto. ¡Válgame Dios! (al final de este apunte dejaré el enlace de la ONU al respecto)
   Y claro que la situación no ha mejorado con este afán, noble por lo que se ve, pero carente de una base real e informada acerca de su verdadera dimensión, de sus causas, de sus consecuencias y de sus posibles soluciones. No es fácil, estoy de acuerdo, porque los esfuerzos de la ONU son globales y por todos lados hay problemas, particularmente familiares, derivados de guerras y violencia, pero una delegación efectiva de responsabilidad, por ejemplo, haría más factible una eventual solución. Y aquí las redes de voluntarios ciudadanos serían bien importantes. Veamos.
   La ONU identifica una zona en cualquier país, digamos México, en la que el factor "viudez" ha generado dificultades económicas en su población y que derivaron  en desintegración, delincuencia, enfermedad, etc. Entonces el organismo despliega su apoyo a través de instituciones, normalmente de gobierno y éstas a su vez, con la ayuda de las redes voluntarias, que conocen el problema de primera mano, atienden a las familias afectadas. No sólo con ayuda monetaria y material, sino con capacitación para el trabajo, asesoría psicológica y de salud, por ejemplo, se pudiera aliviar un tanto el conflicto, que por lo que se ve, promete crecer más. Supongo que es una forma menos simbólica de comprometerse con las viudas.
   Pero bueno, paciente lector mío, luego de que le arreglamos la bronca a la ONU, qué te parece si mañana, si lo permite Dios, charlamos un poco de las otras viudas, las que son ricas o que se hicieron ricas porque son viudas.
http://www.un.org/es/events/widowsday/

sábado, 21 de junio de 2014

El Chavo del 8 X 0 = 0

   
     Uups. La máquina del tiempo se ha averiado
Xavier Q Farfán

El 20 de junio de 1971 NO se estrenó El Chavo del 8

   Esto que voy a decir será, para muchos, un crimen horrible por el que habré de pagar con lágrimas de sangre toda la eternidad, ya que sienten que El Chavo les ha acompañado y alegrado gran parte de su vida, que los ha cuidado como una amorosa madre sustituta cuando la verdadera se iba al trabajo. Es duro de aceptar, lo admito, que El Chavo del 8 y sus aventuras divertidas y nada edificantes, fueron en realidad un largo sueño colectivo del que súbitamente hemos despertado todos. Y ya no hay Chavo, ni Quico, ni Ron Damón, ni nadie de la vecindad. Menos la bruja.
   Chespirito, diminutivo tropicalizado de Shakespeare -que es de por sí una pretensión anómala-, es en realidad un vendedor de tepache, que pasea su cochecito por las calles de Iztapalapa. Y un malentendido con el barril en que guarda la bebida, dio pie a la creencia de que el tepachero era un personaje famoso. Te explico, amigo lector. Una tarde, un parroquiano se acercó a Chespirito y tontamente le preguntó:
-Oiga compa ¿vende tepache?
Y molesto por la pregunta tan pendeja, el vendedor reviró con sarcasmo:
-No idiota, ando paseando a un chavo en el barril.
   Esta charla irrelevante generó, por medio del rumor, la distorsión y el tiempo, la idea popular de que el tal Chespirito era un artista muy famoso que tenía un programa de TV también muy famoso, en el que un chavo vivía en un barril. Ahora sabemos que fue un sueño y en vez de la serie, los televisos nos endilgaron, sin piedad, películas de la India María, de Chente, de Pedro Infante y de Resortes.Qué maravilla.
   Los más perjudicados de esta confusión enorme fueron los actores María Antonieta y Carlos Villagrán, que cada vez que iban a buscar trabajo, los promotores siempre les decían
-Si, sí, sí, ya sabemos que son muy buenos, pero lo único que queremos es que se disfracen de La Chilindrina y de Quico y que nos hagan reir.
   Y como no sabían de qué diablos hablaban sus empleadores, María Antonieta y Carlos sólo atinaban a mirarse entre sí, perplejos.
   Para terminar con esto, voy a escuchar el tema intro de esta serie que soñamos todos, que se llama Elephant never forgets, del francés Jean Jacques Perrey, quien demandó a un vendedor de tepache mexicano por usar su música sin permiso. Namasté


   

viernes, 20 de junio de 2014

Joe Di Maggio y Babe Ruth, taxistas de Nueva York

Xavier Q Farfán

Coño, la maquina del tiempo se ha averiado

19 de junio de 1846. NUNCA se realizó el primer juego de beisbol en New Jersey

   Es una noticia muy triste para quienes creían que el beisbol era el rey de los deportes, que ahora tendrán que aficionarse a otro, quizás al soccer o al futbol americano, aunque no debieran descartar el nado sincronizado. Lo bueno de esto es que la polémica inútil de cuál es el mejor, sin el sectarismo tradicional de los beisbolistas, bajará a niveles razonables. Al final de cuentas todos son actividades lúdicas con las que los humanos entretenemos a nuestra fibra menos evolucionada. 
   Pero estábamos en la parte que el beisbol no existe, y que todos los personajes que sobresalieron, en el supuesto de que hubiera existido, como Cy Yuong, Babe Ruth, Joe Di Maggio y el Toro Valenzuela, sencillamente se perdieron en el anonimato o probablemente alguno pudo ganar notoriedad en otra actividad. Claro, las aptitudes de estos tipos no eran ordinarias y sin mucha dificultad hubieran destacado en otra disciplina. Pero quién sabe.
   No me puedo imaginar, por ejemplo, a Joe Di Maggio, como taxista en Nueva York, después de haber dormido, si durmió, al lado Marylin Monroe. Supongo que no fue fácil para él lidiar todo el tiempo con la pregunta de sus pasajeros: "¿Lo conozco señor chofer? pues su cara me resulta familiar, no se de dónde". Ni en el más guajiro de sus sueños nuestro taxista se hubiera atrevido a pensar que sus brazos privilegiados, además de abrir y cerrar puertas de coche, le pudieron haber servido para conectar de hit durante 56 juegos consecutivos, un record histórico, en el caso de que el beisbol existiera. Menos aún hubiera soñado en siquiera saludar de mano a Marylin y muchísimo menos en compartir sus sábanas normalmente perfumadas con Channel 5. Y ya sería un sueño muy loco practicar con ella su técnica de bateo, porque como tú y yo lo sabemos, lector mío, el Yankee Clipper le daba sus madrazos a la diva.
   Por su parte, Fernando El Toro Velenzuela, a quien Dios le prestó un brazo izquierdo maravilloso que le es de mucha utilidad en sus labores de agricultor allá en Sonora, no tiene la menor sospecha de que si existiera un deporte llamado beisbol, ahora sería muy rico y popular. El es muy feliz sembrando hortalizas pues no sabe que en la realidad alterna, la beisbolera, también truncó los sueños de office boy de un muchacho, o sea yo. Resulta que algún día del 82, en el esplendor de la carrera deportiva de El Toro, cuando trabajaba en una empresa librera haciéndole los mandados al gerente, en mi hora de comida me metí a algún sitio para verlo lanzar. Despues de 9 entradas extraordinarias de los Dodgers de Valenzuela y de media hectárea de cebada y lúpulo que me automediqué, ya no pude regresar a la oficina y al día siguiente, es entendible, me pusieron de patitas en la calle. Pero no le guardo rencor al Toro, pues como sabemos, el beis ni existe. Pero si existiera Fernando podría haber ganado un Novato del Año y un Cy Young en la misma temporada. De lo que se perdió el zurdazo. Namasté.

Así sería El Toro, si el biesbol existiera, si se hubiera
jugado ese primer juego en New Jersey en 1846. 


jueves, 19 de junio de 2014

Y ahora, ¿quién podrá quitarme lo cuadrado?

Xavier Q Farfán

Qué delicados. Además ser puto tiene su gracia.

   De veras que la necedad humana no tiene limites, y de a poco me convenzo más que el sentido común es el menos común de los sentidos. La mala costumbre de tomarse la vida con demasiada seriedad, que por años creí exclusiva de los mexicanos, ahora veo, es un defecto endémico en cualquier lugar del planeta. Es digamos, una malaria mental dispensada por Dios Urbi et orbi, que hace cuadrados, cuadradotes, obtusos, a quienes la padecen.
   Te cuento todo esto, lector mío, porque ahora resulta que los quisquillosos de FARE Network (Futbol contra el racismo en Europa) fueron con el chisme a la FIFA de que los aficionados mexicanos, todos, somos homófobos. Así como lo oyes: homófobos. Ni siquiera conozco el significado de la palabra y ya hasta nos quieren botar de la Copa del Mundo. Y todo por que le gritamos ¡puto! al portero enemigo cada vez que hace un despeje desde su área.
   Entiendo que se trata de un juego, y un juego, como todos los juegos, lo juegan los niños. En un estadio de futbol sucede lo mismo: somos los aficionados parte del juego e inventamos cosas de niños para divertirnos, nada más. Y para un niño es súper divertido decir palabrotas; lo disfrutan más que armar un Excaléctric. Por lo tanto no deberíamos andarle buscando tres pies al gato, pues, está visto, no los tienen. Lo que suceda en el estadio se queda en el estadio, debería se la norma. ¿O acaso el epíteto, tan musical: puto, les saca ronchas a algunos de FARE? ¿Sentirán que el closet les está quedando chico? Vamos amigos, no es para tanto, y dejemos que los chamacos se diviertan
   Además una expresión de racismo hacia los mariconcitos o hacia los negros, por ejemplo, es muy fácil de distinguir. Se nota a leguas cuando hay mala leche en el trato que damos a quienes creemos diferentes a nosotros. Es racista, por ejemplo, aquel tipo que le lanzó un plátano a un jugador morenito en un estadio de España. o el que ofensivamente señala e increpa al jugador que es gay. A esos sí hay que botarlos del estadio. Finalmente, y volviendo a los porteros rivales, nunca, jamas, he escuchado a ninguno quejarse por que los hinchas mexicanos les griten putos. Es más, no lo entienden y suponen, engreídos que son como todos los futbolistas profesionales, que les están gritando "papacito".
   Que los de F. Network armen una escandalera moralista por un asunto tan baladí confirma que hay tipos cuadrados por todos lados y nosotros, los nativos de México, no cantamos mal las rancheras. Baste recordar algunos eventos, también triviales, por los que hemos armado tremendos papelones trasatlánticos:

-Cuando en un programa de coches de Inglaterra, Top Gear, sus conductores se atrevieron a decir que el auto deportivo de factura mexicana, el Mastretta, tenía algunos defectos. También comentaron algo del embajador mexicano en el Reino Unido, porque se la pasaba dormido, creo.
-Cuando el artista italiano, Tiziano Ferro, mencionó algo sobre el bigote de las mujeres mexicanas.
-Cuando Burger King anunció su Texican Whopper con un cartel en el que aparecía un mexicano chaparro y obeso.
-Cuando la hija de Miguel Herrera, el Piojo Tricolor, les dijo idiotas a algunos aficionados.
-Cuando en el Big Brother australiano organizaron un juego de temática mexicana y dibujaron una bandera.

   Por todas estas "ofensas incalificables", algunos compatriotas, al borde de un aneurisma, reaccionaron en forma por demás dramática. Primero, como modernos Niños Héroes se arroparon con el Lábaro Nacional y amenazaron con lanzarse al vacío si no se recibían las disculpas correspondientes. Pidieron notas diplomáticas, enviaron quejas a la ONU, solicitaron excomuniones en el Vaticano, boicotearon a la hamburguesera, le pidieron al Piojo que encadenara a su hija demente, exigieron la castración química del tal Tiziano, etc. Es decir, no ahogamos en un ridículo vaso de agua, como se están ahogando ahora en FARE.
   Ojala que estos señores, tan bien portados, jamás visiten Alvarado, Veracruz, por que los jue´puta van a clausurar la jue´puta cuna del jue´puta Agustín Lara. Namasté.

PD. Qué tal una rolita, hablando del Flaco de Oro, en voz de Natalia Lafourcade. De lujo.



Zancadilla a la Historia

Xavier Q Farfán

Coño, la máquina del tiempo se ha averiado

   Yo no lo sabía, y por supuesto que no saberlo nunca me generó disturbio emocional alguno; es más, yo era feliz sin saberlo, y ahora que lo se sigo igual de campante. Me acabo de enterar que una efémeride no es el aniversario de algún evento importante del pasado, como inocentemente creía, sino que es la posición de cualquier objeto celeste en un momento determinado, que se calcula por medio de una tabla de valores. Qué tal. La significación del terminajo, por los usos y costumbres, o por otra razón que escapa a mi entender, se fue distorsionando poco a poco, como sucede con otros vocablos.
   Tienes razón, ilustre lector: no es el momento de una disertación anestésica que explique este proceso semántico de la palabra "efeméride"; eso mejor se lo dejamos a los lingüistas, para que nos enreden más. Y esta información no solicitada viene a cuento porque desde hoy, 19 de junio de 2014, en este dizque folleto virtual nos daremos a la tarea inane de fingir que los eventos importantes del pasado nunca sucedieron. O sea que no hay efemérides qué recordar. ¡Qué pinche locura!
    Y no se trata de inventar por inventar, no; tampoco es terapia ocupacional pues trabajo tengo mucho - al menos esta temporada-, por suerte. Se trata, lector mío, simplemente de obediencia y sentido común, porque mi médico familiar me ha sugerido que ejercite más al único par de neuronas que me queda en funciones, porque cualquier tarde, me advirtió, cuando esté en el cuarto de baño voy a olvidar para qué sirve el rollo de papel higiénico, Debo hacer, pues, gimnasia mental.
   Pido una disculpa adelantada, pero desde hoy tendré que mostrar aquí el resultado de mi pilates cerebral, o cardio, o spinning, o crossfit, o como sea que se denomine a mi nuevo programa de entrenamiento sináptico. Dios mío, lo que hace uno por no quedar tonto. Y lo que se ha de cocinar que se vaya remojando.

19 de junio de 1867. NO fusilaron a Maximiliano de Habsburgo en Querétaro.

   Todo lo relativo al fusilamiento del Emperador Maximiliano de Habsburgo-Lorena, y que durante años nos han enseñado en las clases de Historia de de México, nunca sucedió. El pelotón republicano que supuestamente capturó y ejecutó al europeo, en realidad tenía la orden expresa de Don Benito de dejarlo ir y poner en el paredón a un doble, y a ese sí, darle matarile. No es que fueran muy amigos el Benemerito y Su Alteza, pero resulta que ambos eran masones, un vínculo mayor que salvó el pellejo al esposo de Carlota, la loca.
   Y los mexicanos de entonces se quedaron muy contentos porque les habían fusilado al Emperador, y el Emperador también se quedó muy contento porque al que fusilaron fue a otro que se le parecía mucho. Y sin pensarlo tomó las de Villadiego rumbo a Centroamérica, a El Salvador, donde se cambió de nombre y de profesión. Ahí fue Justo Armas, inmigrante español vendedor de baratijas.
   Esta historia no es una alucinada mía, ni de la cannabis; es una leyenda que acompañó muchos años a la figura de Maximiliano, que en última instancia no era responsable del desorden nacional de aquella época, él simplemente se dejó querer. Y la otra versión es que el Segundo Imperio Mexicano, luego de la muerte ficticia de su líder, sigue en pie, en la clandestinidad absoluta a la que poquísimas personas tienen acceso. Dicen las malas lenguas que el Presidente actual es en realidad Enrique I, Emperadorcito de México y tataranieto del Archiduque.


Ser masón le salvó la vida y murió de
 viejo. Eso sí, sus barbas, tan cuidadas,
 reencarnaron en el Jefe Diego.







miércoles, 18 de junio de 2014

Album del Verano Caliente 86 que ya se enfrió

Xavier Q Farfán


   Te dejo, lectorazo querido, algunas imágenes que nos dejaron aquellas jornadas memorables, cuando los ciudadanos de Chihuahua y México, le perdimos el miedo a la autoridad, que no el respeto. Fue 1986 un año de quiebre, un parteaguas dirían los exquisitos, cuyos frutos, extrañamente, no han llegado.


.
Monseñor Adalberto Almeida y el amago de cerrar los templos
el domingo 20 de julio de 1986, que evitó un telegrama del Vaticano.

El Maquío y Cuauhtémoc visitaron a Don Luis, durante su huelga de
hambre, que se extendió por 40 días.

Don Luis H. Alvarez, Presidente Municipal de Chihuahua 1983-86 

Pancho Barrio, el Bárbaro del Norte. 



El bloqueo a la Carretera 45, a la altura de Pemex.

El boicot a las televisoras. 
Guillermo Prieto Luján, el Banano. 

                                           



¿Qué demonios le pasó al PAN?

Xavier Q Farfán

Se armó el traca traca y hasta sin Misa nos querían dejar

SEGUNDA PARTE. FINAL

   El pronóstico de Don Manuel Gómez Morín, fundador de Acción Nacional, en el sentido de que los esfuerzos opositores por desbancar a los priístas del poder se reducían a una "brega de eternidades", temporalmente perdió vigencia. Primero en Baja California, después en Chihuahua, los ciudadanos nos encargamos de cambiarlo a base de votos. En adelante, ser oposición dejaría de ser sinónimo de fracasos programados.
   De pronto nos enteramos que cualquier aspiración colectiva podría materializarse con la sinergia del pueblo y sus líderes, que no habría objetivo común que no pudiera ser cubierto a cabalidad con esta fórmula de éxito. En 1986 la mayoría de los chihuahuenses sentimos a Pancho Barrio como nuestro y él nos sintió como suyos. Fue la comunión perfecta, que ni la decisión autoritaria del entonces Presidente Miguel de la Madrid, de imponer a Baeza como gobernador, pudo doblegar. Al contrario, 6 años de gobierno ilegítimo, la fortalecieron e inmunizaron. Y en 1992 al sistema no le quedó otra que reconocer la victoria panista: fue la reelección de Barrio. Pancho, el Bárbaro del Norte, era ya gobernador por segunda ocasión.
   Los panistas, y los que simpatizábamos con ellos, sentimos por fin que las puertas de la igualdad y la oportunidad se nos abrían de par en par y que ya no se cerrarían jamás. Muy pronto olvidamos agravios, desaires, desencuentros y nos pusimos a trabajar todos en pos de los ideales superiores de la Patria. Pero luego algo extraño sucedió... ¿Qué demonios le pasó al PAN?
   Por momentos creí que todo el sudor de 1986 y 1992 había valido la pena. Que la relación del ciudadano con sus gobernantes sería de colaboración y respeto, que cada quien haría su parte correctamente, que el bien común sería la única meta de ambos, que íbamos a colocar la primera piedra de aquella Patria Ordenada y Generosa, básica en los cuadernos ideológicos del PAN; en fin, que nos volvería el gusto de ser mexicanos. Pero el gozo se fue al pozo.
 
   Sin embargo valió la pena vivir la experiencia, porque tú lo debes saber, amigo lector, esa sensación de que algo muy grande está por llegar no tiene precio. Así lo sentimos en aquel verano de 86, de canícula implacable en nuestro estado, cuando las marchas de apoyo para Barrio, o los mitines, o las caravanas interminables no necesitaban mayor convocatoria que el boca a boca relampagueante, como un Twitter o un Facebook que no requieren wi-fi. Conforme se acercaba el día de la elección mayores eran las concentraciones hambrientas de cambio, a grado de no caber en la plaza frente a Palacio de Gobierno. Cada vez más, cada vez más ruidosos, cada vez más convencidos. Era pues, un triunfo cantado el del panista. Y todo el mundo lo vio, excepto el árbitro.
   Con la manipulación obscena del padrón, relleno de urnas, expulsión de representantes de casillas y todas esas lindezas que los priístas inventaron para consumo propio primero, para robarse votos entre ellos y que más tarde tuvieron que aplicar afuera, el sistema cambió el veredicto popular. Al cabo de unos días Fernando Baeza recibía, sonriente, la constancia de mayoría. Consummatum est. El fraude estaba consumado. El fraude patriótico, como lo explicaría después Manuel Bernardo, en una de las últimas estupideces que segregó. (Te recuerdo, lector, que Manuel Bernardo Aguirre, fue Gobernador de Chihuahua, y no un gimnasio con nombre de basquetbolista, ¿o era al revés?)
    Y apenas nos enteramos y salimos todos a la calle a defender lo que nos habíamos ganado a pulso, Se armó, en términos futboleros, la cámara húngara, y el incipiente gobierno del priísta ya no tuvo reposo, ni por un segundo. Y de todas las acciones de protesta, que fueron miles a lo largo del estado y del país, solo voy a describir un poco las que recuerdo, porque las recuerdo muy bien. Por ejemplo ese bloqueo a la 45 (Carretera Panamericana) a la altura de Pemex, al que asistimos provistos de toallas mojadas por el rumor de que la policía lo evitaría lanzando gases lagrimógenos a la perrada, que entonces éramos todos. Por suerte no sucedió así y ahí en el llano, trepado en la caja de un tráiler, Pancho nos alentaba a defender el voto como perros, pero educados, pacíficamente. Las filas de coches atorados eran kilométricas, y molestas por supuesto, pero muy pocos conductores mostraban enfado.
   Luego la huelga de hambre de Don Luis, que se prolongó creo que 41 días y de la que casi sale en un cajón. Instalado en su campamento del Parque Lerdo, Luis Héctor recibió la vista de Maquío Clouthier y de Cuauhtémoc Cárdenas, para mostrarle su apoyo y pedirle que desistiera de su ayuno, Ahí mismo, tarde tras tarde se improvisaban mitines con los discursos incendiarios e hipnóticos de Guillermo Prieto Luján, que era un orador excelso, como ninguno que yo recuerde.
   En otro frente, el Arzobispo de Chihuahua, Monseñor Adalberto Almeida, ante el pisoteo oficial, canceló las misas que habrían de celebrarse el domingo 20 de julio, pero una orden directa del Vaticano le hizo cambiar de opinión. Al final los templos sí abrieron pero quedó ahí el precedente histórico. Y los cierres de los puentes fronterizos y los exhortos de organismos internacionales y las familias enteras peleadas y luego reconciliadas y los bloqueos a negocios de priiítas y los periodicazos y reportajes de Proceso y los insultos y las marchas hasta el Diario de Chihuahua o hasta el Heraldo y el acompañamiento siempre tangencial de Francisco Ortiz Pincheti para relatar nuestra furia y la mamá del muerto. Todo esto fue el verano de 1986, el verano caliente, cuando nos enteramos de que cualquier cosa era posible. A los líderes panistas esto ya se les olvidó, pero a nosotros no.
   Ellos, al parecer, se fueron a bautizar al mismo charco de inmundicia en que se bautizan los otros, a quienes criticaban y odiaban tanto. Así es la vida.

martes, 17 de junio de 2014

¿Qué demonios le pasó al PAN?

Xavier Q Farfán

A 28 años de la insurrección malograda

PRIMERA PARTE

   Una mañana cualquiera del aquel verano, el caliente de 1986, los chihuahuenses nos despertamos con la certeza de que el PRI no era invencible ni eterno, que su reino de corrupción y latrocinios podía ser sepultado a base de votos categóricos y libres. Ya no más PRI, era el petición multitudinaria que como nunca antes se dejó escuchar por todos los rincones de la ciudad, del Estado, de México. Fue como encender otra vez las veladoras votivas de la esperanza que un sistema político putrefacto e hipócrita fue apagando intencionalmente, hasta dejarnos en la oscuridad total, castrante, del ánimo civil; durante décadas nos convenció que podíamos vivir de las migajas que cayeran de su mesa opulenta y despreciable.
   Pero hace justo 28 años, en Chihuahua decidimos que no. que esa no era una forma buena de vivir; queríamos más y fuimos por más. Confiadamente le entregamos nuestro pliego de aspiraciones a un político panista, novel y claridoso, que muy pronto se convirtió en líder y rostro visible de la insurrección norteña: Francisco Javier Barrio Terrazas, Pancho, corpulento expresidente de Cd. Juárez. Hombre de diálogo, conciliador, franco, e impaciente como nosotros, fue el candidato del PAN para enfrentar a Fernando Baeza Meléndez, del PRI.
   Luego de una campaña inédita, de concentraciones masivas delirantes con el argumento irrefutable del "ya basta", de desfiles, de claxonazos, pero sobre todo de una convicción apabullante, generalizada, fraterna de que sin el PRI podríamos vivir mejor, el 6 de julio de 1986 los chihuahuenses le dimos una descomunal tunda electoral al sistema priísta. Fue la primera elección para gobernador que ganó Pancho Barrio. Y se la hicieron perdediza. El gigante agusanado se resistía a ceder un ápice y en su papel de juez y parte, decretó que no, que su derrota tan evidente, y documentada, no existia y permitió que su títere gobernara a nuestro estado los 6 siguientes años.
   En 1992, otra vez con Pancho Barrio como candidato, le repetimos la dosis, ahora doble, al sistema político mexicano y por fin, luego de 80 años de priísmo los chihuahuenses respiramos otro aire.

continúa
Volante del PAN en los comicios de 1986. En él aparece
 Pancho Barrio, junto a Don Luis y a Guillermo Prieto Luján.

sábado, 14 de junio de 2014

Dios mío, ¿por qué no me hiciste sofisticado?

Xavier Q Farfán

Una pesadilla con Elton John de colado

   Quiero imaginar que todas la mamás son así, que todas quieren que sus hijos tengan modos educados, y hasta elegantes, sobre todo en la mesa, a la hora de comer. La mía así era: nos insistía, a sus cuatro hijos, que usáramos correctamente los cubiertos, que no apoyáramos los codos sobre la mesa, que no habláramos con la boca llena, que no hiciéramos ruidos al tomar la sopa. En fin, todas esas valiosas recomendaciones que hacen las madres a sus hijos silvestrones, como yo.
   Debo decirte, lector gourmet, que en aquella época el aprendizaje de los buenos modales era a base de sapes: si a la primera no aprendías, tu madre te lanzaba una mirada preventiva de pocos amigos; luego, a la segunda, era un grito: ¡que bajes los codos de la mesa, fregaderas! A la tercera de plano era un manotazo en la nuca. Así más o menos era el sistema educativo en mi casa, y supongo que en otras también. Por supuesto que las quejas ante el DIF no existían, y de muy poco hubieran servido, pues el temor a una cintareada mayor me quitaba las ganas de ir de soplón.
   Tengo la curiosidad enfermiza de saber quién si hubiera infartado primero, si María Montessori al ver la pedagogía del cinturón, efectiva por cierto, de mi santa madre o mi santa madre, al conocer el método permisivo, muy laissez faire, de la italiana. En fin, ahora creo que me he salido del tema, para variar.
   Te decía, amigo paciente, de cómo aprendí a usar los cubiertos, que son tres, según yo: cuchara, tenedor y cuchillo. Con el cuchillo, lo confieso, no soy muy hábil pues como no había mucho que cortar a la hora de comer, no lo usaba con regularidad. Acaso una vez por semana y el resto de los días no era necesario, vamos, ni sacarlo del cajón. ¡Ni modo de cortar las frijolitos o las tortillas! De cualquier forma se agradecen los trancazos educadores. Pero... ¡Mi mamá nunca me dijo que los cubiertos eran muchos más que tres!  Y tampoco me enseño a distinguir las añadas de los vinos de mesa. Que contrariedad. Finalmente quiero dejar claro que esto no es un reclamo para la autora de mis días, que murió hace 15 años, pues tengo para mí que ella sabía todo esto, pero no le encontró mucha utilidad enseñárselo al mongolito.
   Y ya se que había prometido no reseñar mis aventuras infantiles, pero esta vez no me pude contener pues estoy metido en un gran dilema, único lector mío, y por eso este prólogo inapetente que te estoy recetando. Ahí tienes que durante la semana me llegó una invitación en sobre lacrado cuyo remitente es, ni más ni menos, la Casa Real del Reino Unido, y está firmada, ¡lo juro!, por la Reina Isabel II, y con letras más chiquitas, también por el Príncipe Felipe. Cagadísima que me dí creyendo, en un principio, que se trataba de una notificación por algún apunte mío del pasado. Pero no, resulta que es una convocatoria para asistir a una reunión en el Palacio de Westminster en la que la Monarca le quitará el título nobiliario de "Sir" a Elton John, dizque por conducta antideportiva. El motivo de la velada, el que sea, en estos momentos me viene valiendo madres; lo que me tiene alarmado es la lista larguísima de sugerencias protocolarias que trae, como encarte, el aviso real.
   Como te imaginarás, los puntos más importantes de esta lista atroz son los relativos a la cena de gala, cuyo éxito radica en el buen uso que se haga de los cubiertos, tema en el que soy, como advertía líneas atrás, un tanto analfabeto. Tendré que buscar en el Manual de Carreño, o preguntar a quien ya asistió a una cena con Isabel II, cómo salir bien librado, o cuando menos no pasar por tonto, en este evento al que no tengo la más remota idea del por qué fui invitado. Otro día te seguiré platicando de esta pesadilla, lectorazo del alma, porque tú ya te enteraste que estoy soñando y yo aún no, porque estoy dormido. Y en lo que despierto, me voy a poner a estudiar un esquema de los cubiertos. Namasté.

P.D. Después del diagramita te voy a dejar una rola del ex-Sir Elton John como homenaje, antes de que le chupen la sangre azul y le trasfundan la roja que tenía antes.

   

Mi reto gourmet del día: memorizar esta tablita idiota. 


 

jueves, 12 de junio de 2014

Tropecé de nuevo con la misma güera

Xavier Q Farfán.

   Hace unos días platicábamos en este espacio de algunas manifestaciones "artísticas", que por la fuerza de ser singulares, sus autores las quieren acomodar en el inventario de las bellas artes, que son 7, nada más. Recordarás, lector, a la chica de Luxemburgo que mostró alegremente su vagina en un museo de París, a quien en un ejercicio democrático, luego de pensar y pensar, le otorgué el beneficio de la duda. Pero no, no hay modo. 
   Le busqué por el lado de la escultura, de la literatura, de la danza, del cine, de la pintura, de la música y de la arquitectura, pero nada pude hacer por la rubia presumida. Definitivamente su bravata púbica no es, repito, arte. Y este asunto ya se tornó personal, pues ahora caigo, si la encueratriz espontánea es una artista seria, sabe perfectamente que lo que hizo no es arte, y entonces ¿por qué lo hizo? Muy sencillo: el afán de notoriedad, de que la vean, de que hablen; y aunque su técnica sea muy poco ortodoxa, la nena logró fama instantánea, en minutos. Me imagino que sus otros talentos, si los tiene, iban muy despacio, pero con el turbo de "sus partecitas" llegó a donde quería llegar. Bien por ella.
  Te decía, lector amigo, que esta cuestión ya se hizo personal pues yo, inocente que soy, caí redondo en el garlito, y aquí estoy con mi bocota, no una vez, ¡dos veces!, hablando de la güera del museo. Pero juro venganza y cuando me la encuentre por ahí no la voy a saludar, para que se eduque.
   Para olvidar más rápido este asunto voy a recordar ejemplos de cada una de las 7 artes, que son mis favoritos.

Arquitectura. El edificio Empire State, en Nueva York, diseñado por William F. Lamb.



Pintura. La Habitación de Van Gogh en Arles (1889). Vincent Van Gogh



Escultura. La Piedad. Miguel Angel (1498)


Cine. The Shawshank Redemption (Sueño de fuga). Frank Darabont (1994)



Danza. Ballet El Hada de Azúcar. El Cascanueces de Tchaikovsky



Literatura. El amor en los tiempos del cólera. Gabriel García M. (1985)



Música. Las Cuatro Estaciones. Antonio Vivaldi (1725)


 
   Ahí te los dejo, amigazo mío, a ver si tenemos algunas coincidencias en este tema de las 7 artes, que ciertamente es de percepción personalísima, pero tampoco se trata de abusar. Y ya me voy porque quiero conocer a Gabriel, que nació ayer, en medio de mucha alegría. Mi esposa y mi hijos insisten en que es mi nieto, pero nel pastel, es mi sobrino. Namasté.

miércoles, 11 de junio de 2014

Mis Quince: del ritual al desmadre

Xavier Q Farfán

Píldoras de excelencia para México. Tercera dosis

SEGUNDA PARTE. Final

  En la entrega anterior platicamos un poco de lo gravoso que resulta el festejo de las quinceañeras y propusimos algunas alternativas para invertir el dinero, en el inteligente caso de que los padres decidan no organizarlo. Claro que es una determinación que sólo incumbe a la familia, y además es su dinero el que tiran a la basura; en consecuencia, lo que yo diga carece de importancia, pero como ya empece, ni modo. Quién me manda.
   Veamos ahora, a vuelo de pájaro, el lado simbólico de esta fiesta que con el correr de los años no ha perdido su significación más subterránea, pero sus expresiones se han cambiado hasta convertirse, hoy, en auténticas meriendas de negros gobernadas alegremente por Baco.
   Pues resulta, fiel lector pachanguero, que la celebración de los Quince se realiza desde épocas remotas, quizá desde el momento ese, abominable, en que el hombre se enteró de que con un par de tortazos en la cara, podía reducir a la mujer a la obediencia y al temor. Ya sometidas, ahí en su reducto obligado, cueva o casa, las damas empezaron a ritualizar su posición secundaria, primero como una medida de supervivencia, para mantener al simio contento, pues; y luego para reafirmarse como personas, aún en desventaja, con una serie de protocolos singulares.
   Y uno de estos protocolos es precisamente el festejo de los Quince: criar y educar a la hija, para que a cierta edad esté lista para dejar la casa y empezar a interactuar en sociedad con sus propios medios. Ese es el propósito visible, el que conscientemente las madres argumentan, Sin embargo, el propósito subconsciente, el que dicta el instinto de conservación y el miedo, es preparar a la niña para que venga un mono igual que el papá y se la lleve. Voy a intentar ilustrar esto con un monólogo, hipotético, de cualquier mujer:
"Ya entendí que eres más fuerte que yo; no es necesario que me lo recuerdes todos los días con una golpiza. En adelante, no impugnaré tu condición de macho dominante, es más, la alentaré de tal modo que siempre estés contento. Hacerlo así demostrará que soy más inteligente que tú. Mis pequeños actos diarios como cuidar de tus hijos, asear tu casa, preparar tu cena ya no son productos del miedo, son estrategias para superarte. Son como una bofetada con guante blanco".
   Es evidente que la misoginia es el elemento subyacente a esta trama de respuestas intrincadas. Hoy, como hace cientos de años, las mujeres defienden sus vidas y su género con escudos simbólicos y ritualistas en los que los hombres, sin darnos cuenta, nos hemos enredado siempre.
   Para una sociedad moderna y semi-educada como la nuestra, todo este complejo sistema de supervivencia no existe, claro que no: se trata solamente de una feliz ocasión para demostrar nuestro cariño a la hija que cumple sus quince primaveras. Nada más.

El paseo de las estrellas en Hummer

   Luego de esta excursión psicoanalítica sin sentido, y si te queda un poco de humor para soportarlo, amigo lector, vamos por el epílogo de este bebistrajo somnífero.
   Ya repasamos los aspectos monetario y simbólico de los Quinceaños y ahora intentemos describir un poquitín la fiesta, que inicia desde muy temprano y en forma caótica, porque si no es caótica, no es una fiesta de quinceaños. Y en este caos, curiosamente los hombres no participan, solo miran con azoro la actividad frenética de las mujeres, excepto cuando se trata de un muchacho con maneras delicadas, es decir jotito, pues él sí colabora gustoso.
   Luego de las prisas mañaneras, de las pruebas de vestidos, de las de maquillaje, de las de peinado, por fin a media tarde la festejada queda lista al igual que su séquito de damitas y chambelanes, para iniciar el tour tradicional: primero a la iglesia para dar gracias, luego a una sesión de fotos en algún monumento famoso y finalmente al salón de baile, donde finalizará, a Dios gracias, el evento.
   Este recorrido obligado se debe hacer a bordo de una limosina, gigante si se puede, y Hummer si se puede, porque de otra forma no sería una quinceañera. Moda es moda, y aplica tanto para las familias ricas como para las más depauperadas. Aquí no hay clases, todo es deliciosamente universal.
   Cuando finalmente el cortejo arriba al salón, inicia el momento crucial del ágape, en el que todo lo ensayado por meses debe salir encantador. Pero con la novedad, que todo salió mal. Si la ceremonia implicaba el uso de fuego, pese las arduas prácticas, alguien no hizo bien su parte y el vestido de la festejada terminó chamuscado o si eran necesarias algunas acrobacias para la presentación, alguien no hizo bien su parte y un chambelán terminó con el hombro dislocado. Venturosamente, los presentes que no están ebrios, y que sólo fueron a cenar y a beber gratis, nunca se dieron cuenta de los percances porque creyeron que eran parte del show. Pero que no cunda el pánico: todo esto es normal, es parte de la novatada que la jovencita quinceañera debe superar ahora que ya es toda una mujer. Namasté. 



lunes, 9 de junio de 2014

Y para las Quinceañeras Malcriadas, su fiesta

Xavier Q Farfán

Píldoras de excelencia para México. Tercera dosis.

   Estoy plenamente de acuerdo en que debemos ser respetuosos de las ideas de los demás, de sus costumbres, de sus manías, de sus gustos, de sus ideologías. No llego, por supuesto, a la temeridad de Voltaire (Francia, 1694), que alguna vez dijo: "podré NO estar de acuerdo con tus ideas, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlas". No es para tanto; simplemente procuro no meterme en los asuntos de los demás, ni entro en controversia con nadie. Sin embargo, este día sí me voy a tomar ciertas libertades con el propósito único de defender a las jovencitas quinceañeras de mi Patría fiestera.
   Me gustaría que fuera un decreto, pero lo vamos a dejar en una sugerencia, si estás de acuerdo mi atribulado lector, y prometo que ésta será una de las raras ocasiones en que meta mi nariz a donde no la llaman. Y como no se a quién dirigir mi propuesta, casi casi exigencia, la voy a dejar abierta:

A quien corresponda.

Por este medio, los abajo-firmantes (mi único lector y yo) solicitamos de la manera más atenta que desde este momento queden prohibidas las fiestas de quinceaños en nuestro país. Gracias por su atención.

   Espero que la persona que pueda hacer una decisión al respecto, lea en algún momento este memorandum; ayudaría mucho si alguien la conoce, le haga llegar el recado lo más pronto posible y así evitarles más daños emocionales a nuestras señoritas que están por cumplir sus quince años de vida.
   Parecería una exageración de parte mía, pero no. Es una verdadera necesidad de México empezar a desterrar para siempre las fiestas de quince años porque además de ser onerosas, representan un golpe bajo, muy bajo, a la dignidad de las festejadas, y de pasada al buen gusto. Las excusas para hacer obligatorio el tremendo pachangón son patéticas: hay que celebrar porque la consentida de la casa va a "debutar en sociedad", o porque "ha llegado a la edad de las ilusiones", o porque "ha dejado de ser niña para convertirse en mujer" . Y si me apuran un  poco, además de patéticas son inexactas, pues debutamos en sociedad y llegamos a la edad de las ilusiones cuando nacemos, no quince años después. Y como sabemos, la madurez biológica en las mujeres no se manifiesta a esta edad, sino antes.
   Para irnos por partes, vamos a revisar un poco el tema económico de estas tertulias, porque para organizarlas se requiere primero de un buen billete, lo que no quiere decir que sean privativas de familias pudientes. Claro que no, !faltaba más!, porque las familias pobres, con tal de darle el festejo de su vida a la desdichada hija, hipotecan la mitad de sus vidas en Coppel o Banco Azteca. Pero bueno, ya con el dinero en mano habrá que rentar un salón, pagar una banda de música, mandar a hacer el vestido de la novia -perdón, de la quinceañera- y los de sus damas; también a los chambelanes hay que vestirlos glamorosamente (algunas mamás muy puntillosas les pagan un tratamiento para el acné), comprar muchas flores, contratar un servicio de banquete con los menús más sofisticados y claro, no pueden faltar los tragos: cervezas, tequilas y whiskys en cantidades oceánicas.
   Torcidamente, los papás piensan que la niña será más feliz entre más dinero gasten en su festejo y como sinceramente desean la felicidad de la niña, pues no se andan con poquiterías y abren sus billeteras en forma por demás liberal. Son pequeñas fortunas las que se chutan en una noche de gloria de la que sólo quedan, como recuerdo, 200 fotos y un video, que puntualmente la muchacha destruirá un año después.
   Esa pequeña fortuna, y que quede claro que no es mi intención fastidiarles el desayuno a los padres que ya hicieron el gastazo, puede alcanzar perfectamente para pagar los siguientes eventos:
- Vacaciones para tres personas (no aplica para chambelanes, off course) en cualquier playa de México con hotel 3 estrellas y vuelo redondo.
- Fondo universitario en previsión de cualquier imponderable futuro.
- Un semestre en Estados Unidos para aprender el inglés.
- Ahorro para la boda de la chica en el caso de que el marido le resulte medio inútil (sarcasmo innecesario).
 Mañana platicaremos de otras implicaciones de estas mega-fiestas, si lo autorizas, lector quinceañero, y por lo pronto te dejo un video muy reflexivo sobre el tema. Namasté.



domingo, 8 de junio de 2014

Bienvenidos a la nueva sección "Enigmas Amateur"

Xavier Q Farfán


El Coyote cena esta noche. ¡Sí señor!

  No todos los días es el lanzamiento mundial de una sección en una revista virtual tan inútil como ésta, y en domingo, menos, porque el domingo lo hizo Dios para descansar de todas las locuras que hicimos en la semana, y para planear las que haremos en la próxima. Así es, este día es para tirar barra, para ver deportes en la tele y para reponer los besos que no dimos a la familia el miércoles y el jueves. Es para estar de oquis, y no sentir culpa por ello. Recordemos que el mismo Dios descansó en un día como hoy, luego de haber inventado al mundo y a sus hijos descarriados. Me imagino, lector dominguero, que Diosito, luego de ver su obra se dio la arrepentidota de su vida, pero se consoló pensando que algún día nos habremos de componer. En fin, Dios bendiga a Dios, y también bendiga a Jaime Sabines, por esta frase.
   Y para variar ya se me olvidó lo que quería comentarte esta vez, amigo mío, así que te solicito unos segundos para darme un pequeño madrazo en la cabeza para reaccionar. ¡Ah sí!, la idea era inaugurar la sección "Enigmas Amateur", aquí en Humoralia, en la que iremos coleccionando todas esas preguntas que cotidianamente nos hacemos, y que cotidianamente ignoramos, porque son preguntas muy mentecatas. Así que sin mayor preámbulo iniciemos con este ejercicio, digno de los cerebros más conspícuos.

1.- ¿Por qué ponemos las cajas de cereal encima del refrigerador?

2.- ¿Por qué los sacerdotes insisten en llamarnos hermanos cuando nosotros insistimos en llamarlos Padres?

3.- ¿Por qué cuando malabareas el rollo de papel higiénico en el cuarto de baño, indistintamente cae en el retrete?

4.- ¿Porque Silvestre, a pesar de que es gato, nunca puede atrapar y comerse a Piolín?

5.- ¿Por qué Coyote, a pesar de que es coyote, nunca puede atrapar y comerse a Correcaminos?

6.- ¿Por qué Tom, a pesar de que es gato, nunca puede atrapar y comerse a Jerry?

   Respecto a los tres últimas preguntas, y aprovechando que estás de buenas, único lector, quiero hacer algunos reclamos, muy enfáticos, a los creadores de estas caricaturas: llevó muchísimos años esperando el momento de que las malditas aves y el roedor sean devorados por sus enemigos. Creo que mi lealtad merece tal desenlace, o acaso ¿es mucho pedir a sus creativos que hagan un capítulo al respecto? Disfrutaría mucho ver a Tom, a Coyote y a Silvestre desayunando juntos ya sabemos qué. Luego podrán llegar los hermanitos de las víctimas para sustituirlas y así alargar la caza imposible, al menos para otro par de generaciones desesperadas. Digo yo.
   Bien, otro día seguiremos con esto; por lo pronto voy a cerrar este domingo escuchando una deliciosa salsita de Niche y leyendo, porque felizmente estoy solo en casa. Bueno, anda por aquí un zombi que me dice papá; lo veo pasar a mi lado con audífonos y mirando un celular, me ve y me saluda moviendo un poco la cabeza, nada más. Sí, Patricio es un zombi. Namasté.


A pesar de que es un poco idiota, Tom ya se
merece un banquete de roedor cínico.

Ser rubia natural, ¿es una obra de arte?

Xavier Q Farfán

Los renglones torcidos de Minerva Diosa

   Supongo que no soy el único de por aquí que, por momentos, piensa que ya lo ha visto todo. ¡No lo niegues por favor lector, que te conozco, a tí también te ha sucedido! ¿a poco no? Esa sensación -falsa, claro- de que ya nada me podría sorprender en el mundo, de vez en cuando me asalta y me tranquiliza, pues mi corazoncito ya no está para muchas novedades y sorpresas. Pero la realidad es testaruda y todos los santos días me topo con algo o con alguien que me asombra, pero ya no se lo cuento nadie, porque cuando lo hacía me asombraba que se asombraran de mi asombro: ¡qué lindo Javier, no has perdido tu capacidad de asombro! Mon Dieu.
   No obstante, la asombrada que me dí ayer, esa sí no tuvo madre, fue Categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, la neta.  Sucede que una artista de Luxemburgo, Deborah de Robertis, hermosísima con su vestido corto de lamé dorado, entró al Museo D Orsay, en París y avanzó hacia el cuadro El Origen de la Vida, de Gustave Courtbet, se sentó ahí y abrió sus piernitas, con mucha seguridad, para mostrar sus genitales a los asistentes, mientras decía un poema feminista, por supuesto. Los guardias del museo nada pudieron hacer para evitar este performance inusitado. La rubia, genuina como ya comprobamos, quiso replicar la pintura de Courbet, que muestra la vagina de una mujer con profuso vello púbico. ¡Por el amor de Dios!
   Te confieso, asustado lector mío, que poco me faltó para zurrarme de la sorpresa, y después de la risa. Y también te confieso que no me sorprendió el hecho de que una mujer se encuerara en el D Orsay; lo que me sorprende es que digan que es una obra de arte, o un performance de arte. ¡Que no mamen! No soy ningún mojigato, ni me ando meando con moralinas de fariseo, y la vagina de la Güera de Luxemburgo no me enoja, sólo me sorprende. Admito, además, que no soy un diletante consumado como para decidir qué es arte y qué no lo es, pero pendejo no soy y a mí no me la pegan: esto de exhibir los genitales declamando un poema no es arte. Tampoco es arte que otra mujer haga "cuadros" con los chorros de pinturas que, a fuerza de contracciones uterinas, salen por su vagina. Y menos es arte aquella premiada película mexicana "La tarea", en la que una cámara oculta bajo una mesa o un escritorio, registra los encuentros sexuales, aburridísimos por cierto, de aquella pareja formada por María Rojo y José Alonso.
  Pudo suceder, sin embargo, que en algún lapsus mío, o en algún estado de coma que ahora no recuerdo, hayan inaugurado el Octavo Arte -o deliberadamente no me invitaron- en el que cabrían sin problema esta expresiones que acabo de referir. Entonces tendría yo que retractarme de todo lo dicho y aceptar, finalmente, que sí es arte. Puede ser. Y si ese fuera el caso, voy a postular para esta categoría un arte personal, muy personal, que desarrollé durante mi infancia, en la que no hubo Ataris ni cochecitos eléctricos; solo tierra, mucha tierra. Pues bien, esta notable habilidad consistía en formar un cerrito de tierra de unos 10 centímetros de alto; luego en la punta le hacía una cavidad, como un cráter de volcán, que finalmente rellenaba con orina, que depositaba con prometedora precisión. Al cabo de un rato, soplando, retiraba toda la tierra que había quedado sin mojar y ¡Bazinga! El resultado era una hermosa copa con forma cónica. Mira, amigazo del alma, las vueltas que da la vida: ahora resulta que soy alfarero, que soy Xavier Potter. Namasté.

viernes, 6 de junio de 2014

Y tú, ¿ya procrastinaste el día de hoy?

Xavier Q Farfán

El arte de no hacer hoy, lo que no voy a hacer mañana

   No te me pongas flamenco todavía, mi amigo lector, y deja te explico que los psicólogos tenemos la mala costumbre de inventarles nombres rimbombantes a los trastornos que no podemos arreglar. Es un sistema en el que todos ganamos: el cliente su va a casa con una nueva enfermedad muy elegante y el terapista, como atiende una enfermedad nueva muy elegante, puede aumentar su cobro. ¿No es genial? Aquí nadie pierde con la procrastinación.
   ¿Pero qué rayos significa la palabreja? ¿A quien la invento no se le ocurrió otra menos extraña? ¿es importante para tenerla en mi vocabulario? No lo sé, de veras que no lo se, pero a este término sofisticado le he encontrado tres funciones básicas:
- El semántico, que la define como la tendencia humana, anómala, a postergar acciones y decisiones.
- El práctico, porque puede servir como ejercicio vocal para los tartamudos: "el Rey de la procrastinación es un gran procrastinador y quien lo desprocrastine será un gran desprocrastinador"
- El análogo, porque curiosamente quienes tienen dificultades para pronunciar dicha palabra, resultan ser procrastinadores sin remedio.
   Por primera vez en esta tarde me voy a poner serio y trataré de explicar un poco este desorden emocional, cuyo nombre me parece un alarde etimológico innecesario, pero bueno, yo no lo elegí. La procrastinación, es pues, la tendencia a posponer una actividad que debe realizarse, haciendo otra menos importante y agradable, por una percepción de amenaza, dificultad o peligro. Esto explica, por ejemplo, los hábitos adictivos de ver TV o los videojuegos como medios de evasión ante una actividad incómoda pendiente de realizar. Este trastorno del comportamiento también es señalado como síntoma de otros trastornos, como la depresión. 
   Las personas con esta tendencia, son perfeccionistas, ansiosos, impacientes, tienen miedo al fracaso o se sienten incompetentes ante los retos de la vida. Menudo lío, pero que venturosamente puede llegar a puerto seguro con terapia congnitiva-conductual. Finalmente, esta irregularidad de la conducta se presenta en forma colectiva, por ejemplo, en el hábito generalizado de acudir al banco a pagar los impuestos, solo hasta el último día de plazo.
   Espero, lector, que saber esto te sea útil alguna vez en la vida. Yo por lo pronto ya me voy a procrastinar, aunque pensándolo bien, mejor procrastinaré el día mañana. Namasté