martes, 24 de junio de 2014

Y los viudos, ¿para cuándo?

Xavier Q Farfán

23 de Junio, Día Internacional de la Viudas

   De veras que la capacidad nuestra, como humanos, de hacer y decir cosas extrañas no tiene límite. Y si tuviera, felizmente sería autoimpuesto porque hasta dónde yo se, no hay un censor oficial que regule el nivel de las cosas extrañas, es decir, estúpidas, que decimos o hacemos. Me resultaría muy cómico recibir una reprimenda de un fulano, por ejemplo, por lo que escribo en este dizque folleto.
-"Le avisamos Mr. Q Farfán que nuevamente ha excedido el nivel permitido de estupidez en sus apuntes, por lo que le sugerimos retornar a los parámetros autorizados. Gracias".
   Espero nunca recibir una advertencia así, y también espero que nadie más la reciba, menos la ONU. Sin embargo, para ser justo, debo mencionar que tanto yo como la ONU nos hemos ganado, a pulso, más de una.  Y no te creas, amigazo lector, que estoy usando al organismo internacional para sentir menos culpa. No, para nada, porque sucede que ellos se pintan solos para hacer o decir cosas extrañas.
   Desde 2011 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó al 23 de junio como el Día Internacional de las Viudas, en respuesta a la situación lamentable en la que viven la mayoría de ellas alrededor del mundo. Es una iniciativa, como todas las de la ONU, basada sólamente en la buena voluntad: dicen ellos que las mujeres -las pobres, naturalmente- que han perdido al esposo, bajo cualquier circunstancia, son víctimas del abandono oficial y social, y este abandono se traduce en aislamiento, pobreza, enfermedad y discriminación. Luego de su increíble descubrimiento suponen que asignarle una fiesta anual, atenuará la gravedad del asunto. ¡Válgame Dios! (al final de este apunte dejaré el enlace de la ONU al respecto)
   Y claro que la situación no ha mejorado con este afán, noble por lo que se ve, pero carente de una base real e informada acerca de su verdadera dimensión, de sus causas, de sus consecuencias y de sus posibles soluciones. No es fácil, estoy de acuerdo, porque los esfuerzos de la ONU son globales y por todos lados hay problemas, particularmente familiares, derivados de guerras y violencia, pero una delegación efectiva de responsabilidad, por ejemplo, haría más factible una eventual solución. Y aquí las redes de voluntarios ciudadanos serían bien importantes. Veamos.
   La ONU identifica una zona en cualquier país, digamos México, en la que el factor "viudez" ha generado dificultades económicas en su población y que derivaron  en desintegración, delincuencia, enfermedad, etc. Entonces el organismo despliega su apoyo a través de instituciones, normalmente de gobierno y éstas a su vez, con la ayuda de las redes voluntarias, que conocen el problema de primera mano, atienden a las familias afectadas. No sólo con ayuda monetaria y material, sino con capacitación para el trabajo, asesoría psicológica y de salud, por ejemplo, se pudiera aliviar un tanto el conflicto, que por lo que se ve, promete crecer más. Supongo que es una forma menos simbólica de comprometerse con las viudas.
   Pero bueno, paciente lector mío, luego de que le arreglamos la bronca a la ONU, qué te parece si mañana, si lo permite Dios, charlamos un poco de las otras viudas, las que son ricas o que se hicieron ricas porque son viudas.
http://www.un.org/es/events/widowsday/

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