TERCERA PARTE. FINAL
De un Piojo gritón a un demente con raqueta
A Miguel le van a salir piojos de tanto coraje. |
Seguramente que el tema del futbol sobrevolará este insignificante espacio durante las próximas semanas. Procuraré, paciente lector mío, que sea en dosis potables, aunque debo prevenirte que igual terminaremos con una indigestión marca diablo: vamos a respirar, a comer, a sudar, a llorar, a blasfemar, a rezar futbol. Ya lo verás. Voluntaria o involuntariamente, nos bañara al menos una ola de esta marejada brasileña.
Aunque en mi caso la infección futbolera ha sido más lenta, definitivamente no me descarto para la porra aulladora con la que habremos de desperezar a los pupilos de Miguel Herrera, flamante Piojo entrenador nacional, quien sostiene un tórrido romance con la afición mexicana de unos meses a esta parte. Claro que también hay multitudes que no lo soportan, que no-lo-pueden-ver-ni-en-pintura y no es para menos, pues el Piojo ha cultivado con sus desplantes verbales y gestos, tal ojeriza punzante.
Hace algunos días revisamos, así por encimita, el tema e los temperamentos humanos y el tal Piojo está que ni mandado a hacer para ejemplifcar el tipo colérico. Es en verdad un puñado de polvora con su mecha muy corta, de la variedad que te topas en la calle y mejor le corres. Y también recordamos que los temperamentos son permanentes, genéticos y biológicamente inmodificables, vamos, ni el mismisímo Freud podría inducir un cambio en ellos. Así llegamos y así no vamos. Punto
Y ya que andamos por estos senderos, y antes de que te pongas verde con tanto rollo, qué te parece, lectorazo querido, si recordamos a deportistas que han dado muestras de su mal carácter, además de nuestro Piojito tricolor.
Eric Cantona, el Enfant terrible del futbol
Eric Cantona, discípulo francés del profesor Miyagi. |
Eric, el karateca de muy mal genio, que además de ser uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, también poseía el don de perder el control con extrema facilidad. Tenía, pues, escaso dominio de sí mismo, y en momentos cruciales, de debilidad emocional, asomaba siempre el demonio que cargaba bajo la camisa del Manchester United. En la foto recordamos aquella demencial patada voladora que le regaló a un aficionado inglés. Este francés, luego e su retiro deportivo, protagonizó algunas películas cuyos temas centrales fueron, sorprendentemente, la violencia y el mal humor. ¿Y por qué no? Hay que sacarle jugo a las cualidades.
Tomás, el Jefe irascible
No se a ti, lector, pero los tipos explosivos a mí me caen bien, de muy lejos, claro. Es el caso de Tomás Boy, el Jefe, que se carga un genio de las mil chingadas. Y como a todos los coléricos en extremo, al Jefe Boy, también la boca se le sale de madre. Son muy comunes sus pataletas verbales, de las que no es totalmente culpable, pues su reducto temperamental, como ya vimos, no es opcional. Como el Piojo o como Cantona, Tomás es de impulsos cortos, con niveles de tolerancia a la frustración muy bajos que lo ponen siempre en el borde del colapso nervioso.
¡Pero Tomás, que feo estás! |
Mc Enroe, terror de los árbitros
Para finalizar esta lista sui generis de los tipos furibundos, voy a recordar a un genio de las canchas de tenis, cuyo mal humor no le impidió ser uno de los mejores del mundo, John Mc Enroe, quien a la menor provocación explotaba en imprecaciones para los árbitros. Sólo le faltó agarrarlos a raquetazos. En resumen, ser iracundo no es sinónimo de ser malo o torpe, es una particularidad no elegida con la que tendremos que lidiar siempre. Claro que en los casos descritos se hace más evidente por la exposición mediática y porque el deporte es, per se, competitivo, retador y de mucha tensión. Es como darle una sonaja a un bebe que está en un episodio de risa loca. Namasté.
John, el Demente Mc Enroe
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