PRIMERA PARTE
En este preciso momento, en cualquier punto de nuestro planeta, miles deben estar echando madres y padres a los Estados Unidos de América. Desde el más humilde de los mojados, hasta gobernantes bien picudos de otros lares tienen alguna queja de nuestros vecinos del Norte. "Pinches gringos, no me dejaron pasar; si yo no iba a buscar trabajo, yo voy de visita" dice el modesto mexicano con una mochila en la espalda en la que sobresalen un pico y una pala. O el gobernante centroamericano que se queja de la economía yanqui estancada, pues no sabe a dónde mandar a sus miles de desempleados. O la muchacha árabe a la que le prometieron un trabajo muy bueno en Nueva York "yo sólo soy estilista, no soy terrorista". Todos pues, tenemos un gimoteo, una querella contra USA, por su mala costumbre de discriminar a la gente. Ser el más poderoso, ya vemos, tiene sus bemoles. Enseguida, lector mío, te paso al costo algunas historias sobre el particular.
En la década de los sesenta del el siglo pasado, una familia de origen irlandés llegó a ser la más influyente de Estados Unidos. Joseph P. Kennedy, su patriarca y fundador, fue un empresario y político multimillonario, demócrata, que surfeó con éxito los prejuicios hacia la comunidad católica-irlandesa -de por sí sectaria- que reinaban en su juventud. Sus hijos John, Robert y Ted se habrían de convertir en piezas claves de la política y el poder gringos durante la última parte del siglo XX. Y además de poderosos, los Kennedy eran muy populares, el pueblo americano los quería de veras. John, el mayor, a sus 43 años fue electo presidente y en los tres años que duró en la Casa Blanca siempre contó con el respaldo incondicional de sus gobernados, hasta su trágica muerte en Dallas, Texas. Hay que decir que el Presidente Kennedy y sus hermanos eran ojo-alegre y le tiraban los canes a cualquier cosa que tuviera faldas (a Marilyn Monroe, por ejemplo, dos de los hermanitos se la repartían en sus ratos libres) y hay que recordar, también, que la familia fue católica practicante, y de raíces irlandesas, como ya se mencionó.
¿Cómo así, que en un país racista, ellos pudieron llegar a hasta donde llegaron? Porque en USA, la religión dominante es la cristiana NO católica y a los irlandeses así como quererlos mucho, pues no. Hay incluso un mal chiste que dice que Dios inventó la cerveza para que los de Irlanda no dominaran al mundo.
continúa
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