Un día de ficción en la vida de ficción de un presidente de ficción
TERCERA PARTE
7:30 a.m.
La llegada del Presidente al Salón Carranza, repleto, origina un aplauso unánime y generoso, que sólo amaina cuando el locutor inicia la presentación de las personalidades que habrán de presidir el desayuno con la Barra de Pepenadores de México. En la mesa circular del Presidente están algunos ministros de su gabinete y por supuesto, los directivos de la Barra invitada. Los fotógrafos "de la fuente" no pierden detalle de los gestos, de las posturas, de los ademanes; ahí andan entre las mesas haciendo su trabajo. Enrique, el Presidente, que trata de sonrreír a todos, no pierde oportunidad de revisar, con disimulo, el informe de las columnas políticas. Lo llevó al evento con el propósito, válido por supuesto, de no aburrirse con las peroratas infumables que habrá de escuchar esta mañana.
-..y es así, Señor Presidente, que los pepenadores estamos ante usted esta hermosa mañana de mayo, para expresarle nuestra gratitud por su incondicional apoyo, que se verá reflejado en la mejora continua...-
Con rollos así cualquiera se aburre, hasta un monje tibetano, y el Presidente también. Por eso se distrae leyendo aquel informe y claro, cuando es su turno ante el micrófono llega totalmente desconcentrado y se presentan esos tropiezos verbales suyos, tan frecuentes. Luego entonces no es una incapacidad mental, o algún déficit académico. Simplemente escuchar tanta pendejada en los discursos lo pone mal.
Por fin termina el desayuno oficial de los pepenadores; el SP dejó intacto su plato de huevos con nopales en salsa de pasilla, pero al café veracruzano si le entró con ganas. Sólo falta la ceremonia hilarante de la despedida, en la que todos los invitados saludan de mano al Presidente -las mujeres con un besito falso- para la foto. Es un rito muy mamón, pero se cumple con puntualidad.
10:30
El personal de apoyo del Presidente siempre es el más preocupón para que las cosas salgan bien, y en tiempo. Me imagino que por eso se ven siempre corriendo y gritando, y aunque no haya necesidad para hacerlo, siempre lo hacen -quizá por eso se han ganado la fama de prepotentes-. Un ejemplo lo tuvimos hoy, cuando el presidente era trasladado de Los Pinos al Campo Marte. El recorrido es corto pero implicó un movimiento exagerado de Suburbans y de coches. Parecía, pues, un desfile del 16 de Septiembre de dos cuadras. En fin.
Acompañado siempre del Capitan II, el SP se apresta a abordar el TPH 01 Eurocopter 225ec Super Puma, poderosa nave que lo llevará al aeropuerto de donde habrá de volar a Monterrey NL para presidir la inauguración del Congreso Panamericano de Nanotecnología. En el breve trayecto el Presidente termina de ver el digesto político y lo comenta con su secretario particular
-Parece que los analistas no andan muy belicosos: al menos hoy sus críticas son light. ¡Carajo!, no hay forma de tenerlos a todos contentos.
-Ni te fortifiques Quique, tú haces lo humanamente posible por llevar la fiesta nacional en paz, y como sabes, siempre habrá un jodida piedra en el zapato; déjalos que hablen, aunque hablen bien-, animó al Presidente su secretario y le empezó dar los pormenores del evento que habrían de inaugurar en unas horas.
continúa
10:30
El personal de apoyo del Presidente siempre es el más preocupón para que las cosas salgan bien, y en tiempo. Me imagino que por eso se ven siempre corriendo y gritando, y aunque no haya necesidad para hacerlo, siempre lo hacen -quizá por eso se han ganado la fama de prepotentes-. Un ejemplo lo tuvimos hoy, cuando el presidente era trasladado de Los Pinos al Campo Marte. El recorrido es corto pero implicó un movimiento exagerado de Suburbans y de coches. Parecía, pues, un desfile del 16 de Septiembre de dos cuadras. En fin.
Acompañado siempre del Capitan II, el SP se apresta a abordar el TPH 01 Eurocopter 225ec Super Puma, poderosa nave que lo llevará al aeropuerto de donde habrá de volar a Monterrey NL para presidir la inauguración del Congreso Panamericano de Nanotecnología. En el breve trayecto el Presidente termina de ver el digesto político y lo comenta con su secretario particular
-Parece que los analistas no andan muy belicosos: al menos hoy sus críticas son light. ¡Carajo!, no hay forma de tenerlos a todos contentos.
-Ni te fortifiques Quique, tú haces lo humanamente posible por llevar la fiesta nacional en paz, y como sabes, siempre habrá un jodida piedra en el zapato; déjalos que hablen, aunque hablen bien-, animó al Presidente su secretario y le empezó dar los pormenores del evento que habrían de inaugurar en unas horas.
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